EFEMERIDE | Eduardo Galeano: Los hijos de los dias

 Febrero

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La amenaza

Se llamaba Juana Aguilar, pero la llamaban Juana la Larga, por el escandaloso tamaño de su clítoris.

La Santa Inquisición recibió varias denuncias de tal exceso criminoso; y en el año 1803, la Real Audiencia de Guatemala mandó que el cirujano Narciso Esparragosa examinara a la acusada.

Este sabio en anatomía dictaminó que Juana contradecía el orden natural, y advirtió que el clítoris podía resultar peligroso, como bien se sabía en Egipto y otros reinos de Oriente.