El primer semestre dejó una fuerte inercia y sobre ella el pico de incertidumbre generó un vendaval de remarcaciones que volvió a elevar el escalón inflacionario.
La inflación de julio llegó al 7,4 por ciento mensual, el nivel más alto
desde la explosión de la convertibilidad, informó el Indec. En los siete
primeros meses, los precios acumulan un incremento del 46,2 por ciento y en la
comparación anual el número se ubica en el 71 por ciento, lo cual no tiene
antecedentes desde los últimos coletazos de la hiperinflación que terminó con
el gobierno de Raúl Alfonsín y abrió la puerta al ciclo neoliberal. Para fin de
año, la inflación podría superar el 90 por ciento.
"Claro que veo lo que pasa con los precios. Por eso dejamos todas las
paritarias abiertas para que los sueldos le ganen a la inflación y anunciamos
el aumento para los jubilados y un bono especial. Y mientras tanto hacemos
desde el Estado los esfuerzos que corresponden para resolver el problema",
dijo el presidente, Alberto Fernández.
La disparada de precios en julio no se explica porque un nuevo giro de la
guerra en Ucrania que haya tenido impacto en los commodities ni en una
disparada del tipo de cambio oficial. Lo que sucedió el mes pasado fue que se
salió de cauce la crisis política al interior de la coalición gobernante, con
el punto culmine en la renuncia intempestiva del ministro Martín Guzmán el
sábado 2 de julio y las siguientes 48 horas sin autoridades en el Palacio de
Hacienda ni puentes de diálogo entre el presidente, Alberto Fernández, y la
vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El descontrol de la brecha cambiaria en un contexto de restricción de
importaciones y una crisis política en el propio gobierno de dimensiones
inéditas provocó que durante varias jornadas las cadenas de suministro se
rompieran, con listas sin precios, retención de mercadería o venta a remito
abierto. La falta de referencia sobre el costo de reposición de la mercadería
en un contexto de fuerte demanda fue el caldo de cultivo para una remarcación
masiva. En el Gobierno resumen: "el costo de una devaluación, sin haber
devaluado".
El derrotero
La crisis política se montó sobre varias semanas de presión cambiaria y financiera.
En la segunda semana de junio, se derrumbó la cotización de los bonos públicos
atados a la inflación, lo cual despertó dudas acerca de la capacidad de
refinanciación de los títulos, en el marco de las restricciones de emisión que
introdujo el acuerdo con el FMI. En aquel momento, Juntos por el Cambio hizo
correr un rumor de nuevo reperfilamiento, lo cual agitó fantasmas que se
agrandaron aún más ante la falta de una respuesta contundente de parte del
Gobierno. A partir de la mitad de junio, comenzó la corrida cambiaria, lo cual
hizo que la cotización del dólar paralelo avanzara en dos semanas desde 212 a
234 pesos, un 10 por ciento.
En medio de esa carrera se produjo la renuncia de Guzmán, el posterior
vacío en Hacienda y la asunción de Silvina Batakis, una economista con
experiencia pero que no generó la confianza suficiente acerca de la solidez del
nuevo acuerdo político entre las patas de la coalición. El jueves 28 de julio,
el Gobierno anunció la fusión de varias carteras en manos del nuevo ministro de
Economía, Sergio Massa.
El dólar paralelo pasó de 235 pesos a principios de julio hasta un pico de
328 pesos el día 22 (suba del 40 por ciento), para terminar el mes en 286
pesos. Un derrotero similar registraron los bonos soberanos y el riesgo país.
Solo en julio, el Banco Central perdió 4 mil millones de dólares de reservas
internacionales, al tiempo que el tipo de cambio oficial subió en ese período
un 4 por ciento. También jugaron en la inflación del mes las subas de algunos
precios regulados, como prepagas y telecomunicaciones.
Los datos
El rubro de equipamiento y mantenimiento del hogar, donde pesan fuerte las
importaciones de productos terminados e insumos, tuvo una suba mensual del 10,3
por ciento, mientras que en prendas de vestir el incremento fue del 8,5, con un
avance interanual que asciende al 96,7 por ciento.
En alimentos y bebidas, la suba fue del 6 por ciento mensual, por debajo
del aumento que había en junio, del 6,7. El informe de precios del CEPA destaca
los incrementos mensuales en cebolla (57,9), lechuga (40,5), batata (36,5),
zapallo anco (18,4) y banana (17,4). Además de la situación general, en
recreación y cultura jugó el componente estacional y fue el rubro lideró el
índice de inflación, con el 13,2 por ciento. En tanto, restaurantes y hoteles
sumó un 9,8 y en doce meses alcanza el 90,6 por ciento.
También se produjeron subas de precios regulados por el Estado, como es el
caso del 4 por ciento de las prepagas, lo cual junto al fuerte alza de los
medicamentos hizo que el rubro salud avanzara un 6,8 en el mes. En el caso de vivienda, agua, electricidad y
otros combustibles, el incremento promedio fue de 4,6 por ciento. En
transporte, el alza fue del 5,5, al igual que telecomunicaciones, por la
oficialización de las subas de 9,5 por ciento en cable e internet.
Lo que viene
El ministro Massa dijo días atrás que julio y agosto serían meses muy malos
en términos inflacionarios, pero que a partir de allí el índice irá a la baja.
El herramental que plantea el Gobierno en términos de precios por ahora se
concentra en el ordenamiento macroeconómico, que apunta a bajar el nivel de
incertidumbre y reducir la brecha cambiaria.
El nuevo secretario de Comercio es Matías Tombolini, quien está comenzando
la ronda de reuniones con las empresas de consumo masivo. Como novedad frente a
gestiones anteriores, también tendrá a su cargo la botonera de las licencias de
importación, con lo cual se espera que vincule su aprobación a los compromisos
de precios.
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