EFEMERIDE | Eduardo Galeano: Los hijos de los dias

Mayo 11 

El todero 

Eugène François Vidocq murió en París, en 1857. Desde que asaltó, a los catorce años, la panadería de su padre, Eugène fue ladrón, saltimbanqui, espadachín, soldado desertor, contrabandista, maestro de colegio loco por las niñas, ídolo de los burdeles, empresario, delator, espía, criminólogo, experto en balística, director de la Sûreté Générale, la policía francesa de investigaciones, y fundador de la primera agencia de detectives privados. Veinte veces se batió a duelo, y se fugó de cinco cárceles, convertido en monja o en mutilado de guerra. Fue un mago del disfraz, delincuente disfrazado de policía, policía disfrazado de delincuente, y fue amigo de sus enemigos y enemigo de sus amigos. Sherlock Holmes y otros famosos detectives de la literatura europea debieron buena parte de sus habilidades a las trampas que Vidocq aprendió practicando el crimen, y que luego aplicó para combatirlo.