EFEMERIDE | Eduardo Galeano: Los hijos de los dias

 Octubre

10

El Padrino

Según me contaron mis amigos sicilianos, don Genco Russo, capo dei capi de la mafia, llegó a la cita con una estudiada demora de dos horas y media.

En Palermo, en el hotel Sole, lo esperaba Frank Sinatra.

Y en este mediodía de 1963, el ídolo de Holly wood rindió pleitesía al monarca de Sicilia: Frank Sinatra se arrodilló ante don Genco y le besó la mano derecha.

En el mundo entero, Sinatra era La Voz, pero en la tierra de sus antepasados, más importante que la voz era el silencio.

El ajo, símbolo del silencio, es uno de los cuatro alimentos sagrados en la misa de la mesa mafiosa: los otros son el pan, símbolo de la unión; la sal, emblema del coraje, y el vino, que es la sangre.