LA CONSTRUCCIÓN EN UN PUNTO DE INFLEXIÓN | La obra pública con los planeros ¿igual déficit con más informalidad?
El gobierno nacional reserva 30% de los proyectos para las cooperativas del Potenciar Trabajo, aunque no sabe cuántas hay y qué hacen.
Luego de establecer una prohibición de nuevas altas para los programas sociales, el presidente Alberto Fernández resolvió, mediante el Decreto Nº 728, que las cooperativas de trabajo conformadas por planeros podrán participar de las licitaciones de obras públicas. Puntualmente estipula que el 30% de los proyectos quedarán reservados a este ecosistema que, llamativamente, subsiste por la asistencia económica del mismo Estado.
Esta doble vía de alimentación no parece el ideal para bajar el déficit público, por el contrario, el gobierno del Frente de Todos destina más recursos al mismo sector, sin certeza de satisfacción; pero además el extraño ensayo de la Casa Rosada puede derivar en un incremento de la informalidad laboral en el rubro de la construcción debido a que las cooperativas de planeros, en calidad de contratistas, pueden terminar corriendo a las empresas formales.
La Cámara Argentina de la Construcción ya hizo una advertencia al respecto -Ver aparte-.
Según la explicación oficial, el objetivo es promover la reconversión de los planes sociales en empleo genuino y con ese propósito el Gobierno ordenó que un tercio de la obra pública nacional será otorgada mediante los mecanismos habituales de contratación previstos por el Estado, a cooperativas de la economía popular. Además, estableció que en los procesos licitatorios se dará preferencia a empresas oferentes que cuenten con un mínimo del 5% de su planta conformada por trabajadores enmarcados en el programa Puentes de Empleo.
Hay un detalle que no es menor, el Gobierno no sabe quiénes son y qué hacen los beneficiarios, por ejemplo, del Potenciar Trabajo, el programa estrella del asistencialismo oficial. Estimativamente hay 1.300.000 personas en todo el país que cobran 28 mil pesos por alguna contraprestación, pero poco se conoce sobre sus actividades. Se cree que la mayoría se desempeña en comedores populares, merenderos, son artesanos, talleristas, algunos operarios de oficios varios para reparaciones en el hogar.
¿Cuántas cooperativas hay y qué hacen? No se sabe. En agosto el ministro Sergio Massa ordenó un censo, que no arrojó novedades hasta el momento.
El Ministerio de Desarrollo Social, antes en manos de Juan Zavaleta, ahora a cargo de Victoria Tolosa Paz, administra esa fabulosa caja. Las organizaciones involucradas -que pueden ser ONG, comedores, organizaciones sociales o emprendimientos sociales- operan como unidades de gestión. Hasta Cáritas administra algunas. En la provincia de Corrientes el Ministerio de Desarrollo Humano tiene vínculos con los beneficiarios a los que brinda "curso de capacitación", una de las justificaciones para cobrar el plan.
¿Cooperativas para la construcción?, hasta donde se sabe, no hay. Asoman albañiles, pero organizaciones de trabajo que puedan llevar adelante un proyecto de obra pública con presupuesto de hasta 300 millones de pesos parece exagerado.
(Norte)