POLITICA | Los chats explosivos entre el ministro porteño Marcelo D'Alessandro y el hombre de confianza del supremo Horacio Rosatti
El funcionario porteño recibió información sobre dos temas sensibles en la Corte: coparticipación y Consejo de la Magistratura. Hay intercambios sobre el negocio de las grúas y con un fiscal compinche del espía Marcelo Sebastián D'Alessio.
Una nueva filtración
de chats dejó al descubierto las relaciones más que cercanas entre el gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires y la presidencia de la Corte Suprema, tan solo una
semana después de que el tribunal dictara una cautelar a favor de la
administración porteña en la disputa por la coparticipación con el gobierno
nacional. En los intercambios se ve cómo el actual ministro de Justicia y
Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, recibe anticipos y asesoramientos por
parte de Silvio Robles, el hombre de extrema confianza del presidente supremo,
Horacio Rosatti. Otros chats exhiben cómo D’Alessandro habla de licitaciones y
de sobres con miles de dólares con uno de los empresarios que son parte del
negocio de las grúas y de los estacionamientos. Desde el bloque de senadores
del Frente de Todos describieron la situación como el “mayor escándalo judicial
de la historia de la democracia argentina” y anunciaron que evaluarán las
responsabilidades de quienes están involucrados en las maniobras.
En el último
mes, D’Alessandro protagonizó dos filtraciones. La primera terminó confirmando
lo que había revelado Página/12: que en octubre fue parte de una comitiva
–integrada también por jueces federales, exespías y empresarios– que viajó a
Lago Escondido. Pero también dejó en evidencia todas las maniobras en las que
incurrieron para evitar ser investigados por la justicia federal de Bariloche.
En las últimas horas, aparecieron nuevos chats de su aplicación Telegram
publicados en internet. Algunos de esos intercambios muestran cómo D’Alessandro
fue parte de las maniobras de Juntos por el Cambio por quedarse con un asiento
en el Consejo de la Magistratura, el organismo que colonizó la Corte a finales
del año pasado y que actualmente también preside Rosatti.
“Los chats entre
D’Alessandro –ministro de Seguridad de Larreta– y Silvio Robles –mano derecha
del ‘supremo’ Rosatti– confirman lo que siempre denunciamos: esta Corte Suprema
dejó de hacer justicia para hacerle favores políticos a Juntos por el Cambio a
través de sus fallos”, tuiteó el ministro de Justicia, Martín Soria.
“Obligan a las
provincias a financiar la campaña de Larreta, garantizan la persecución al
peronismo, paralizaron el Consejo de la Magistratura para blindar a jueces
puestos a dedo y pergeñaron con JxC el bloqueo del Congreso de la Nación. La
Corte Suprema de (Mauricio) Macri no es compatible con la democracia”, remarcó
Soria.
El cortesano y
el ministro
Silvio Robles es
algo así como el alter ego de Rosatti. Llegó con él a la Corte Suprema en 2016
y, desde allí, reforzó su influencia. Funciona como su vocero pero también
tiene el cargo de director general de la vocalía del actual presidente de la
Corte.
Los chats
filtrados entre D’Alessandro y Robles arrancan el 9 de noviembre y se extienden
hasta el 1 de diciembre. Es el propio Robles quien inicia la comunicación el 9
de noviembre al enviarle al funcionario porteño un link de una nota de la
agencia Noticias Argentinas que informa que los supremos rechazaron la
recusación que había presentado el gobierno nacional contra Rosatti en el caso
de la coparticipación de la Ciudad. ¿Por qué lo habían recusado? Porque este
diario contó que D’Alessandro y Robles llegaron juntos a una fiesta de
cumpleaños que se hizo el 15 de agosto en el selecto restorán El Secreto del hotel
Four Seasons. Para los colegas de Rosatti, la recusación fue extemporánea y la
rechazaron. Desestimada la recusación, Robles le escribió a D’Alessandro:
“Espero que hagas sacar el ‘fallo Robles’”.
Seis días
después, el funcionario cortesano volvió a tomar contacto con D’Alessandro. Le
preguntó si estaba. “Siempre”, contestó presuroso el ministro de Larreta. “En 5
te paso letra para que vos lo muevas”, le adelantó. D’Alessandro ni siquiera
sabía de qué le hablaba, por lo que Robles le sugirió mirar su WhatsApp. Era un
largo texto que perseguía un objetivo: que los senadores de Juntos por el
Cambio no participaran en la sesión que estaba convocada para las próximas
horas para revalidar la lista de senadores que habían sido seleccionados para
conformar el Consejo de la Magistratura. Lo que estaba entonces en disputa es
una silla que reclama para sí el senador del PRO Luis Juez pero que la Cámara
Alta destinó al senador kirchnerista Martín Doñate. “Usala como tuya”, le
aconsejaba Robles en relación a la información.
Tres días
después, los mensajes del asesor de Rosatti eran más claros en relación a la
controversia sobre el Consejo de la Magistratura. Les sugería ir al fuero
contencioso administrativo o a la Corte “considerando que hay que ejecutar la
sentencia”. Añadía: “Pero todo depende de quien (puede ser Juez o alguien que
sea considerado parte)”. El senador Juez hizo efectivamente una presentación en
el fuero contencioso-administrativo, donde solo cosechó rechazos.
El último
intercambio que figura en la filtración es del 1 de diciembre. En ese momento,
Robles le avisa a D’Alessandro que Horacio Rosatti no iría. No se sabe cuál era
la cita, pero evidentemente involucra al presidente del máximo tribunal, que
desde que llegó a la cima de la Corte motorizó fallos en contra del gobierno
del Frente de Todos.
El escándalo de
los chats que involucra al más próximo asesor de Rosatti conspira contra una
feria apacible, que comenzará en las próximas horas. La filtración era el
principal tema de conversación en la Corte y en otros tribunales. El affaire no
solamente tendrá impacto en los tribunales, sino que el bloque del Frente de
Todos ya anticipó que evaluará la responsabilidad de los senadores que
estuvieron involucrados en las maniobras para hacerse de una banca: Juez y
Humberto Schiavoni.
Los sobres
Otro de los
chats filtrados muestra los intercambios entre D’Alessandro y Marcelo Violante,
un empresario que participa del negocio de las grúas y de las playas de
estacionamientos de la Ciudad, a través de las empresas Dakota SA y Brewda
Construcciones SA.
En junio de
2019, Violante le pidió a D’Alessandro que se ocupara de una causa que tenía
Rubén Hugo Laghezza –a quien define como un amigo– en la fiscalía de Carlos
Rolero por violar una clausura. Violante estaba dispuesto a pagar una multa
pero no quería que su amigo tuviera que hacer una probation. Las respuestas de
D’Alessandro dan cuenta de que efectivamente hubo comunicaciones con la
fiscalía. “Ahora refuerzo”, le prometía el funcionario porteño.
El 11 de julio
de 2019, Violante le escribió un mensaje para disculparse: “No pude juntar
todo. Te juro que antes de fin de mes te integro el 100 por ciento. Ahora tengo
60 verdes y te traje los 50 de Claudio que hace rato no te mandaba”. Violante
le preguntó si dejaba los sobres abiertos con alguien de confianza de
D’Alessandro y éste respondió; “Dáselo”. Exactamente dos meses después, le
escribió para pedirle verlo y anunciarle que de paso le llevaría 50.000 –no
especificó en qué moneda–.
Violante también
le consultó si podía proponerle negocios a “Horacio” y si podía hacer lo mismo
con Guillermo Montenegro, intendente de Mar del Plata. A él quería llevarle una
iniciativa para pagar con celular los estacionamientos medidos. También le
pidió ayuda para licitaciones de playas de estacionamiento en el centro de la
Ciudad.
El fiscal de
D’Alessio
En la
filtración, hay también intercambios con una deleted account (cuenta borrada).
El propietario de la cuenta no sería otro que el fiscal suspendido de Mercedes
Juan Ignacio Bidone, condenado por integrar la banda del falso abogado Marcelo
Sebastián D’Alessio.
Con el usuario
que sería Bidone hay intercambios desde 2015. Bidone era el fiscal del triple
crimen de General Rodríguez y las comunicaciones se activaron después de que se
fugaron los hermanos Lanata y Víctor Schillacci. Los mensajes exhiben los
contactos de Bidone con Cristian Ritondo, entonces ministro de Seguridad
bonaerense, y su preocupación porque Patricia Bullrich creía que él y la jueza
María Servini “encubrían” a Aníbal Fernández –a quien el macrismo buscó
involucrar en el caso–.
“El viernes
estuve hablando con la tía”, le confesó Bidone a D’Alessandro. “Le comenté mis
intenciones de ir a Observaciones Judiciales cuando vuelva a la AFI”. En otras
palabras, el fiscal amigo de D’Alessio se quería quedar con la oficina de
escuchas.
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