CORRIENTES | Riesgo frente al aeropuerto: detectaron el avance inmobiliario sobre una cañada seca

Un estudio de la Unne reveló que, a la par de la construcción de nuevas viviendas, en los últimos siete años se incendiaron más de 500 hectáreas de humedales que pueden volver a inundarse. 


Un equipo de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne) registró la desaparición de un paisaje natural frente al aeropuerto de la ciudad de Corrientes. Con imágenes satelitales, demostraron el avance de las construcciones inmobiliarias en una cañada que, suponen, volverá a inundarse. 

Como resultado de la investigación se han detectado cambios significativos vinculados a la variabilidad pluviométrica local, ya sea con la construcción de desagües pluviales luego de eventos de inundación como también el desarrollo de incendios y de infraestructura urbana en períodos secos.

Es que la ocupación de la Cañada Llanos fue de tan solo el 15 % cuando se manifestaron precipitaciones intensas mientras que, ante la situación inversa, dicho valor es del 85 %, corroborándose que los períodos secos son los momentos más críticos para el planeamiento urbano en la capital correntina. 

Si son los anegamientos la principal amenaza ambiental que expone a la población de la ciudad de Corrientes en áreas periurbanas, incluso desde mediados del Siglo XIX, para el quipo de investigación resulta difícil de comprender cómo en la actualidad se siguen manifestando, incluso involucrando humedales de similares características, cuya manifestación del riesgo generan los mismos impactos socioeconómicos del pasado.

Para lograr un acercamiento, propusieron el término amnesia ambiental. En síntesis, la amnesia ambiental busca responder la pregunta de cómo los actores sociales que han vivenciado un determinado riesgo continúen expuestos o vuelvan a recaer en él.

Frente a esta propuesta, el estudio de la Unne indicó que se podría hablar de una población que, a partir de obras o mejoras en las instalaciones urbanas, genere una “falsa sensación de seguridad”, creyendo que el riesgo se ha mitigado.

“Este trabajo pretende generar precedentes y registros de los cambios paisajísticos generados en los últimos años para que las futuras generaciones conozcan los paisajes que se fueron perdiendo, evitando así un cambio en el punto de referencia”, señalaron en la investigación.

El estudio fue publicado en la última edición de la revista Contribuciones Científicas Gaea, de la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos. 

El trabajo fue realizado por Victoria Monzón Holzhauser y Féliz Contreras.

Datos

El equipo de investigación realizó un seguimiento de las transformaciones de la Cañada Llanos mediante Google Earth Pro desde el 2016 a la actualidad.

Durante la etapa 2016-2019 (asociada a un evento de El Niño) la ocurrencia de eventos extremos de inundaciones sucedió durante el primer semestre y seguidamente se registra la situación extrema opuesta. A partir de mediados del año 2019 a la actualidad (evento de La Niña) se evidenció la severidad y permanencia de los eventos de sequía tanto a una escala local (en este caso) como a nivel regional, siendo la bajante histórica del río Paraná un ejemplo de ello. 

“Realizar una planificación urbana que implique la transformación del territorio mediante la generación de obras de ingeniería considerando una única situación pluviométrica puede exponer, tanto a la población como al paisaje que lo contiene, ante su situación extrema”, advirtieron en el estudio.

Un ejemplo de ello es la construcción de canales de desagües en lagunas que aumentan su profundidad debido a elevados montos pluviométricos pero que, de no ser controlados durante sequías, pueden contribuir al secado por completo de las mismas. A partir de esta idea se ha podido comprobar que la aparición de canales pluviales se dio luego de eventos extremos de inundación, mientras que los incendios y el crecimiento espacial de la ciudad en este humedal se registraron durante las sequías extremas.

Laguna Soto

Al este y limitando con el área de estudio se encuentra el paisaje de lomadas arenosas que se caracteriza por encontrarse sobreelevado con una diferencia topográfica de cuatro metros. En este espacio se localiza la laguna Soto que durante el siglo XX se caracterizaba por ser una alternativa turística al río Paraná en temporada de playas. 

A partir del período estudiado la laguna Soto recibió una fuerte demanda para cambiar el uso de la tierra de un ambiente dominado por un paisaje natural-rural a uno periurbano con gran aumento de infraestructura urbana asociado al desarrollo de barrios cerrados. 

En la actualidad se observa un incremento significativo en la densidad de viviendas, aumentando la exposición de la población a sufrir inundaciones por eldesborde de la laguna durante eventos extremos de precipitaciones. “Consideramos que es el principal motivo por el cual en enero de 2017 apareció un canal de desagüe desde la laguna hacia la Cañada Llanos”, explicaron desde la Unne.

Los primeros meses del año 2017 fueron los más críticos en cuanto a las precipitaciones extremas registradas en todo el territorio provincial. En respuesta a la manifestación de este período hiper húmedo extremo comenzaron a construirse obras de ingeniería de desagüe pluvial con una doble finalidad: por un lado, mitigar los riesgos de anegamientos en la cañada Llanos y por el otro posibilitar la construcción de nuevas viviendas a fines de incrementar el mercado inmobiliario.

Incendios

Con la manifestación del evento de La Niña y, en consecuencia, un período de sequía extrema que perdura hasta la actualidad, no se han observado nuevas obras de desagües pluviales sino, por el contrario, se ha registrado una mayor recurrencia de incendios en la cañada Llanos. Si bien en un contexto de escasez de lluvias los humedales potencian la probabilidad de ocurrencia de incendios debido a la biomasa combustible disponible, el incremento posterior de infraestructura urbana en las áreas afectadas sugiere que los mismos fueron intencionales. 

Como resultado se destaca que, en un período de siete años, la cañada Llanos ha evidenciado cambios significativos vinculados a la variabilidad pluviométrica, a sus respuestas naturales y, sobre todo, a las transformaciones e impactos ambientales vinculados al desarrollo de infraestructura urbana. En este sentido, se calcula un total de 7,7 km de canales de desagüe pluvial, 396,67 haectáreas de áreas incendiadas y 197,56 hectáreas de crecimiento periurbano.

Del total de las áreas afectadas por incendios, se desprenden tres situaciones: 1) Áreas quemadas una única vez, 2) Áreas quemadas dos veces y 3) Áreas quemadas en tres momentos (ver mapa). Al tener en cuenta la repetición de veces que un sector ha sido incendiado la totalidad de superficie afectada asciende a 505,38 hectáreas en el período 2016-2022. 

Con un incremento significativo se destaca el desarrollo de infraestructura urbana en los últimos años (ver mapa) que parte de 43 hectáreas ocupadas hasta el año 2016 a 66,63 hectáreas durante el período 2017-2019 (período de inundaciones extremos) y un aumento de 65 hectáreas por año entre el 2020-2021 (período de sequía extrema).

Punto de referencia

El desconocimiento de las amenazas generadas a raíz de la variabilidad pluviométrica y las respuestas de los paisajes en sí, sumado a una transformación total del espacio de los pobladores contribuye a un aumento de la vulnerabilidad y genera una nueva visión o percepción de estos nuevos pobladores.

Esta situación se la conoce como Síndrome de Cambio en el Punto de Referencia (Scpr) que puede representar una grave amenaza para la biodiversidad. 

El Síndrome de Cambio en el Punto de Referencia es un fenómeno psicosocial en el cual un individuo acepta las condiciones ambientales que conoce como si fueran las naturales, ignorando los deterioros pasados que ese ambiente ha sufrido. 

De esta forma, las expectativas de lo que es un ambiente natural son cada vez más bajas.  Consecuentemente, hay una aceptación progresiva de la degradación ambiental en la percepción humana sobre las condiciones ambientales naturales. Esto ocurre debido a la pérdida de experiencia, memoria y/o informaciones de las condiciones pasadas y han sido atribuidas a la amnesia generacional o personal.

Lluvias y sequías

El área de estudio, cuya superficie es de 500 hectáreas, fue descripto como un lugar perteneciente a bañados, siendo éste el principal motivo por el cual dicho sector se encontraba despoblado. En el año 2015 el trazado de calles impulsado por una fuerte demanda ocupacional sumado al valor de la tierra (muy inferior al de los barrios cerrados) detonaron el rápido desarrollo de la infraestructura urbana.

En la ciudad de Corrientes las precipitaciones se concentran en verano, primavera y principios del otoño (octubre-abril) con montos mensuales superiores a los 100 mm. El período comprendido entre mayo y septiembre corresponde al período seco con precipitaciones mensuales que oscilan entre 40 y 70 mm. Para los autores la precipitación media anual es de 1437 mm, registrándose una gran variabilidad de las precipitaciones durante el período 1962-2021. 

El año con menores precipitaciones en la serie de tiempo 1962-2021 fue el 2008 (891mm) con 545 mm por debajo del valor medio. Los períodos más secos fueron 1974-1980 y 2008-2012. 

El año más lluvioso fue 1986 con 2164 mm anuales (+727 mm). Los períodos lluviosos se identificaron en 1981-1987, 1996-1998 y 2016-2018. También se han determinado que los períodos secos son más extensos que los lluviosos.

Durante el período 2003-2018 Corrientes se encontraba en la transición de un evento seco a uno normal con dos eventos secos consecutivos (2008-2009 y 2011-2012). En el que aún no se habían registrado avances de la infraestructura urbana en el área de estudio.

A partir de 2016 comienza el evento húmedo, más intenso de toda la serie mencionada hasta el 2018 con una duración de 25 meses (marzo de 2016 a abril de 2018), lo que ocasionó grandes impactos en el espacio urbano por la modificación morfométrica de las lagunas periurbanas. 



(Litoral)