Durante 11 horas, los fiscales Juan Dávila y Gustavo García, y los querellantes, Fernando Burlando, Facundo y Fabián Améndola, convocaron la atención del tribunal y del país entero.
Desde Dolores
"¡Asesinos!
¡Perpetua!", grita una mujer en medio de la noche, en las puertas de los
Tribunales de Dolores, después de casi 11 horas de alegatos en el marco del
juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa. Alumbra la luz azul de los
patrulleros del Servicio Penitenciario Bonaerense; hay despliegue de efectivos
y muchísimos móviles de TV; y el edificio está por completo vallado con algunas
leyendas que piden lo mismo que la mujer. La querella y la Fiscalía, por su
parte, pidieron también perpetua para los ocho acusados, por homicidio
doblemente agravado por alevosía y concurso premeditado de dos o más personas a
lo que sumaron "lesiones leves" por la golpiza a los amigos de la
víctima. Este jueves, desde las 12, continúan los alegatos de la defensa.
Graciela Sosa,
madre de Fernando, dijo al salir del edificio que su hijo "fue asesinado
de la peor manera" y que quiere que los ocho acusados "paguen, porque
son unos asesinos, no tuvieron piedad y no son humanos". "Quiero que
les den la pena máxima. Que no les tiemble el pulso a los jueces. Confío en la
Justicia”, concluyó. En tanto, Silvino Báez adelantó que tomarán la palabra
cuando se reanuden los alegatos con la exposición de la defensa.
"Todos
asesinaron a Fernando"
Pocos minutos
antes, en la pequeñísima sala, Fernando Burlando había anunciado el ingreso a
"la galería del horror y del salvajismo": una serie de videos que le
había refutado Hugo Tomei --era la segunda vez en el día que planteaba que ese
tipo de materiales debía ser parte de la etapa probatoria-- y que la jueza
María Claudia Castro le permitió mostrar. "Tienen una tecnología que hace
poco tiempo ignorábamos. Mejoraron los píxeles, se señalan los
movimientos", explicó. Eran videos ya exhibidos en las audiencias pero
mejorados, que mostraban los movimientos de los imputados, señalizados con
colores. En ese momento Enzo Comelli hizo un gesto de negación con la cabeza y
lloró la mamá de Tomás D'Alessandro, amigo de Fernando que está asistiendo a
todo el proceso y que fue testigo y víctima de la paliza. Él estaba en el
video. Madre e hijo se abrazaron.
“Todos,
absolutamente todos participaron, todos asesinaron a Fernando Báez Sosa”, había
asegurado horas antes el abogado. Y más temprano, en sintonía, el fiscal Gustavo
García había dicho: “No hubo roles y funciones. Todos hicieron todo. Todos lo
golpearon y se pusieron de acuerdo para matar a Fernando". Máximo Thomsen,
Enzo Comelli, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz, Luciano, Ciro y
Lucas Pertossi fueron definidos como coautores. Antes del cierre que dio
Burlando a la jornada, el fiscal había opinado: "La fascinación y el poder
de abstracción que genera un video pareciera que complicaron la prueba”.
También, afirmó: “Nunca en 36 años y medio en el poder judicial vi un hecho en
el que hay 23 testigos presenciales”.
Por las veces
que fue mencionado tanto por la querella como por la Fiscalía, parece que para
llegar a este punto fue crucial el testimonio de Alejandro Muñoz, jefe de
Seguridad de Le Brique.
El pedido de la
querella
Burlando habló
de “cacería”, dijo que Báez Sosa fue “fusilado”, que “cada golpe era un disparo
y cada patada un tiro”, al abrir los alegatos de la querella.
La transmisión
en vivo del hecho dejó ver cómo Viollaz miraba al abogado --el resto de los
acusados, en cambio, miraba fijo a los jueces-- cuando lo señaló como quien
impartió la orden de comenzar el ataque, al grito de “ahora”. “No es menor dar
una orden y que un joven termine asesinado. Enzo Comelli y Ciro Pertossi
avanzaron hacia el objetivo, Máximo Thomsen hizo lo suyo, mientras el resto de
los verdugos rodeaban a Fernando, todos con su intervención, todos pegándole y
todos matándolo. No improvisaron un solo movimiento. Se turnaban para dar un
golpe tras otro”, sentenció Burlando.
Durante todas
las audiencias los acusados están rodeados por una docena de custodios del
Servicio Penitenciario Bonaerense. Llegaron con barbijos que se quitaron al
sentarse. En la sala por primera vez sus padres podían presenciar la audiencia
completa, porque hasta ahora habían asistido en calidad de testigos. La
incomodidad en los cuerpos de los familiares de los imputados era visible. Se
cubrían la cara; apoyaban los brazos sobre el pupitre con la cabeza para abajo.
El cansancio y el hastío iban acentuándose con las horas. Silvino y Graciela,
por su parte, estaban sentados detrás de sus abogados. Varias veces, él recostó
su cabeza en el hombro de ella. La religiosa Martha Pelloni llegó especialmente
para acompañarlos.
Facundo Améndola
en un momento se quebró, cuando respondió a uno de los padres de los acusados,
en alusión a su declaración: "No venimos a curar dolor con más dolor, sino
a curar dolor con justicia". Dijo también, sobre los familiares:
"Ninguno sintió empatía por los padres de Fernando. Se limitaron a contar
los padecimientos que este hecho les había traído". Entonces Graciela se
levantó de la silla. Lo abrazó.
Puntualizó en cada uno de los imputados. En
este sentido, las novedades tienen que ver con Luciano Pertossi, a quien la
querella acusa de participar activamente del ataque y lo demostró con un video.
Viollaz dejó de ser tan sólo el arengador: "Le pegó a Fernando al comienzo
del ataque, arengó a sus amigos para que le peguen, impidió a sus amigos que
pudieran ayudarlo". También, según los abogados, fue el que dijo "es
ahora" cuando la Policía dejó la zona liberada. Con todo, la situación
quedó planteada como un "cerco humano". "Querían su trofeo, se
abrazaron y comieron hamburguesas", dijo Burlando.
La Fiscalía
"No hubo
roles: todos hicieron todo", es una de las frases que justamente más se
había escuchado en la sala cuando expuso la Fiscalía, que además pidió que se
investigue a Juan Pedro Guarino --sobreseído-- y Tomás Collazo --nunca
imputado-- por falso testimonio. Cuando
declararon, ambos dijeron que no recordaban lo ocurrido a pesar de haber estado
a pocos metros del crimen.
Dávila aseguró
que los ocho imputados son "coautores" del homicidio porque tuvieron
"el co-dominio del hecho, la posibilidad de emprender, proseguir y detener
el curso causal del delito". Así, ratificó la acusación que postuló al
comenzar el juicio el 2 de este mes. La jornada comenzó con las palabras de
Gustavo García, quien manifestó que los imputados atacaron "por sorpresa,
a traición, sin que tuviera ninguna posibilidad de defenderse" la víctima.
Durante dos horas, García armó un rompecabezas con los testimonios, chats e
imágenes que se pusieron sobre la mesa durante todo este mes.
De acuerdo a la
reconstrucción que hicieron los fiscales, y que coincidió con lo expuesto por
el particular damnificado, el móvil del crimen fue una pelea en el interior de
Le Brique entre Fernando, sus amigos y algunos de los acusados. Fernando
intercedió para separar y terminó peleando con Máximo Thomsen, a quien le dio
una piña en el estómago, lo que le desató toda su "ira" y
"agresividad". Luego de salir del boliche los imputados se
encontraban "en la misma vereda, a pocos metros de Fernando". Y en
siete minutos acordaron matarlo. "En este hecho hubo una estrategia, una
planificación de cómo iniciar el ataque", aseguró García. El fiscal
remarcó también que esperaron que la Policía, al resolver otra pelea, liberara
la zona.
Los acusados
atacaron "por distintos flancos", al menos dos. García comparó:
"Cuando el doctor Burlando dijo 'dos flancos' se me vino a la cabeza el
croquis de la batalla de San Lorenzo, cuando San Martín escondió a los
granaderos detrás del convento y atacó a los realistas de los dos
flancos". En otro pasaje, aseguró: "Si algo faltaba para decir que
esto fue orquestado es que hayan decidido filmar el inicio de la
agresión".
"(El
concurso premeditado) es haberse puesto de acuerdo con anterioridad al hecho de
matar a una persona. No requiere mucha deliberación, hasta puede ser instantáneo",
explicó. La alevosía, por otra parte, tiene que ver con la
"indefensión" de la víctima. Los representantes del Ministerio
Público acompañaron sus planteos con un video que sincroniza distintos
registros y que, según contaron, fue armado por un editor de videos de
reuniones sociales. La exposición de Dávila estuvo centrada en detallar los
roles de cada acusado.
Este jueves es
el turno del defensor Tomei, quien buscará una calificación del hecho más leve
y una pena menor. Las calles de Dolores coinciden, en tanto, con los alegatos
de este miércoles: "Si no es perpetua no es justicia" es la sentencia
que se observa en los carteles pegados en árboles, postes y todo tipo de
locales del pequeño centro.
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