Para poder llevarse la gigantesca garrafa, los delincuentes destrozaron toda la tubería de distribución. Repararla podría llevar más de tres días.
El comedor, instalado sobre Pasaje La Virgen, casi calle Coronel Pringles, a pocos metros del río Paraná, atiende a centenares de personas del barrio Cichero, así como un asentamiento de casillas muy precarias ubicado detrás del Hospital de Salud Mental. Ayer por la madrugada, inescrupulosos destrozaron las puertas de la casilla que resguarda el gigantesco tubo de 45 kilos y tras destrozar las cañerías de distribución de gas, robaron algunas válvulas de bronce y se llevaron también la garrafa, generando un perjuicio que quizás jamás imaginaron.
Ayer, al mediodía, el comedor no pudo preparar las casi 520 raciones diarias que hace para alimentar a los más necesitados del barrio.
"Rompieron la puerta, levantaron todo, cortaron todas las tuberías hasta la pared y nos dejaron sin posibilidad de seguir trabajando para la gente. Lo grave es que son personas a quienes se les da comida siempre. Uno de ellos incluso ya tiene antecedentes y hace poco estuvo preso por golpear y robarle el celular a un estudiante en la plaza Libertad", contó la presidente de la asociación que comanda el Comedor "Las Manitos".
Tras el hecho, la Policía tomó conocimiento del robo y de inmediato una patrulla llegó al lugar y junto con algunos vecinos, lograron poner en fuga a los delincuentes. "Afortunadamente el tubo de gas se logró recuperar, pero no podemos ponerlo a funcionar por los daños causados en las tuberías de distribución. Necesitamos con urgencia un gasista para que nos vuelva a instalar todo de nuevo", explicó la mujer.
"Este es un proyecto respaldado por el Gobierno nacional y ahora tenemos que hacer todas las denuncias y trámites para que la ayuda tan necesaria para esta gente no se corte. Acá nadie se puede dar el lujo de pasar un día sin comer; es inconcebible que gente del mismo barrio le haga esto a los más pobres y necesitados. Hasta los que cobran planes o jubilaciones vienen porque el dinero no les alcanza y este es el único plato de comida que pueden tener".
Pese a que varias personas ofrecieron sus garrafas de diez kilos para que el comedor pueda operar normalmente y cocinar para la gente, esto es imposible debido a la presión de gas que requieren las cocinas industriales de la institución y un mal uso podría generar alguna explosión.
Es por ello que solicitan la presencia de algún gasista matriculado que pueda extender una mano solidaria al comedor y pueda acercarse.
Por el caso se hicieron desde la Policía todas las diligencias, aunque desde la Justicia no se ordenó ninguna detención al respecto. Igualmente los referentes del comedor destacaron el rápido accionar del comisario Lucas Gómez, jefe de la Comisaría Sexta y todo su personal.
(Epoca)