El encarcelamiento del hoy mandatario fue una medida "que puede ser llamada como uno de los más grandes errores judiciales de la historia del país", según el fallo.
Por Darío Pignotti
Desde Brasilia
La causa Lava Jato puesta en evidencia. El Supremo Tribunal Federal
brasileño llegó a la conclusión, a través de una sentencia publicada este
miércoles, que el proceso que condenó y encarceló a Luiz Inácio Lula da Silva,
se apoyó en pruebas viciadas y estuvo a cargo de una una gavilla, liderada por
el exjuez Sergio Moro, responsable de varios delitos. Incluso haber contado con
la colaboración legal de la CIA.
En abril de 2018, cinco meses antes de las elecciones, el entonces
candidato presidencial Lula fue arrestado por orden del juez federal de primera
instancia Moro: una medida "que puede ser llamada como uno de los más
grandes errores judiciales de la historia del país", según el fallo del
Supremo. De hecho ese "error histórico", sigue la sentencia, fue "un
montaje fruto de un proyecto de poder de determinados agentes públicos cuyo
objetivo era la conquista del Estado por medios aparentemente legales, pero con
métodos y acciones contrarios a la ley".
Lawfare
El parecer de la corte citado arriba resume en dos líneas la idea del
"lawfare", es decir emplear medios judiciales para llevar adelante
una guerra política. Moro, con la complicidad del exfiscal Deltan Dallagnol,
utilizó a Lava Jato como un biombo de disimulación para acabar con Lula, y por
elevación con el Partido de los Trabajadores (PT). Repasando los archivos del
período 2014-2018 ( durante el apogeo lavajatista) se ve como los aliados
políticos de Moro, entre ellos el entones diputado Jair Bolsonaro, proponían
tipificar al PT como una "organización delictiva" a la cual se debía
declarar ilegal.
Pruebas mal habidas
El juez José Antonio Dias Toffoli, autor de este fallo del Supremo,
sostiene que en su afán de acabar con Lula los responsables de Lava Jato
utilizaron métodos propios de la "dictadura militar" para obtener
delaciones premiadas de varios ejecutivos de la constructora Odebrecht. Debido
a esa ilegalidad todas estas confesiones fueron declaradas nulas así como las
consecuencias a las que dieron lugar.
Manos limpias
Moro a menudo citó como su modelo judicial a la causa Manos Limpias ( Mani
Pulite) lanzada en Italia a comienzo de los años 90 contra una trama de
corrupción entre empresas constructoras y partidos políticos, principalmente la
ya desaparecida Democracia Cristiana. Incluso llegó a escribir un ensayo sobre
aquel proceso y organizar eventos con fiscales italianos, probablemente para
proyectar su imagen en Brasil y el exterior.
Tal paralelismo entre los procesos brasileño e italiano fue refutado por el
ex procurador Gherardo Colombo, uno de los responsables de Manos Limpias, a
quien este corresponsal entrevistó dos veces en Milán. Según Colombo hay una
diferencia de fondo entre esas causas: y es que mientras en Italia ninguno de
los fiscales se sumó al gobierno de Silvio Berlusconi, surgido en 1994 sobre
los escombros del sistema político, Moro aceptó ser ministro de Justicia y
Seguridad Pública del presidente Bolsonaro, beneficiado directo de la prisión y
virtual proscripción de Lula.
Moro y Bolsonaro
Moro ejerció presión, incluso sobre el Supremo , para evitar que Lula
recupere la libertad y par que esté impedido de participar en la campaña
electoral frente a Bolsonaro, a quien aventajaba por entre 15 y 20 puntos según
la mayoría de las encuestas a dos meses de las elecciones de octubre de 2018.
Esas operaciones decididamente políticas fueron "parte de lo que aún tiene
que ser investigado" dijo el abogado Luiz Carlos da Rocha, miembro del
equipo jurídico que asistió al jefe petistas durante sus 580 días de prisión en
un calabozo aislado de la Policía Federal en Curitiba.
Pero eso no es todo. Además de manipular el proceso electoral desde su
despacho como juez federal a fin de allanar el camino de Bolsonaro hacia el
Palacio del Planalto, Moro que por entonces era el personaje más aprobado por
la opinión pública, alimentó un discurso de rasgos extremistas en el que se
combinaban un acendrado antiizquierdismo, incluso antriprogresismo, con la
denostación de la política.
El juez Toffoli sostuvo en el fallo publicado este miércoles que la hostilidad
y el discurso de Moro contra Lula fueron "el verdadero huevo de la
serpiente de los (futuros) ataques a la democracia y a las instituciones".
Puesto en otras palabras: el exjuez tuvo un papel pedagógico en la diseminación
de un estado de exaltación ultraderechista sobre el cual luego se montaria el
bolsonarismo. Un bolsonarismo aún arraigado en las mentes y corazones de
millones de brasileños.
Colaboración de Estados Unidos
Tal como se ve en esta crónica, la sentencia del Supremo tiene los la capacidad
destructiva una bomba: tanto por sus consecuencias jurídicas, al ser un virtual
certificado de defunción de Lava Jato, como politicas: ya que suma más
argumentos para quienes pujan por la destitución del senador Moro, lo cual
facilitaría la apertura más de una causa en la primera instancia judicial. Esta
hipótesis no parece descabellada si se tiene en cuenta que recientemente fue
destituido el número dos de Lava Jato, el exfiscal Dallagnol.
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