La CGT, las dos CTA, la UTEP y movimientos sociales marcharon contra el DNU y la Ley Bases, con la mirada puesta en lo que pasará en el Senado y críticas a "un gobierno sin diálogo social".
El primer día del trabajador y la trabajadora de la era Milei se vivió en
las calles como una contundente manifestación contra el intento de
avasallamiento de los derechos laborales, el ajuste y la destrucción de lo
público que, en general, proponen el DNU y la Ley Bases, contra los que se
marchó concretamente. Una multitud organizada en numerosas columnas de gremios
de todo el país se movilizó en el sur de la ciudad, confluyendo frente al
Monumento al Trabajo en la convocatoria de la CGT a la que, como en las últimas
marchas, adhirieron también las dos CTA y la UTEP. Hubo una ratificación del
paro general del 9 de mayo próximo, un lanzamiento oficial de la campaña para
juntar firmas por la derogación del DNU, y una consigna transversal que recorre
todas las últimas marchas: "La Patria no se vende". Fue la frase
estampada en la enorme bandera que llevaron los dirigentes de la CGT. No hubo
palco ni discursos; en cambio, la conferencia de prensa posterior en la sede de
la central obrera fue el momento de
fuertes críticas al Gobierno y de un diagnóstico: "Argentina estaba
mal y ahora está peor".
"Acá estamos rechazando la entrega que se ha realizado ayer en el
Congreso", sintetizó Pablo Moyano al llegar a la marcha. Tuvo que
desmentir una y otra vez, ante las consultas periodísticas, que el paro del 9
estuviera en duda. También lo hizo Héctor Daer en la conferencia posterior, con
una aclaración: "la CGT no negoció ningún proyecto, ni dictamen, ni media
sanción" de reforma laboral con la Casa Rosada. Sumó un repudio especial a
la UCR ("presentaron un proyecto de reforma laboral paralelo que era aún peor
que el del gobierno") y a su presidente de bloque de Diputados, Rodrigo de
Loredo. Junto a Carlos Acuña, los triunviros se proyectaron luego hacia lo que
viene en el Senado: "Tenemos en agenda ir a visitar a todos los senadores
para que no voten esta ley nefasta que va en detrimento del pueblo argentino.
Los 33 senadores del peronismo se comprometieron a votar en contra. Saben que
no pueden votar para privatizar empresas, para que vuelva el impuesto a las
ganancias”, advirtió Moyano.
Lo escuchaba tras reunirse con ellos en la sede de Azopardo Axel Kicillof y
los principales ministros de su gabinete (Carlos Bianco, Andrés Larroque,
Walter Correa, Gabriel Katopodis, Estela Díaz entre otros), e intendentes como
Fernando Espinoza (La Matanza), Julio Alak (La Plata) y Jorge Ferraresi
(Avellaneda). Antes, el gobernador marchó junto a referentes de la CTA de los
Trabajadores como Hugo Yasky, Daniel Catalano, Roberto Baradel. Otros que se
vieron en la marcha fueron el senador Mariano Recalde, el excanciller Felipe
Solá, el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray.
En el comunicado en el que se manifestó "en defensa de los derechos
laborales, sociales, previsionales y del modelo sindical" la CGT criticó
"un gobierno sin diálogo social, que sólo se vincula con los
representantes de intereses amigos, que agrede y desecha a los trabajadores y a
sus organizaciones, menosprecia a los jubilados y pensionados que no pueden
esperar, se desentiende de la atención de los más vulnerables, discrimina a las
y los hacedores de la economía popular, desfinancia la salud pública, la
educación pública, la ciencia, la tecnología y la cultura", y propuso
"la construcción de un programa de consenso multisectorial" y
"una agenda de diálogo para una Argentina del desarrollo, la producción y
el trabajo".
Todos los gremios, todos
La convocatoria sorprendió por la cantidad de gremios que marcharon y la
organización de las columnas, que fueron concentrando en distintas esquinas
para sumarse a la marcha principal que avanzó por Independencia, cubriendo toda
la traza desde antes de la 9 de julio hasta el bajo. La Fraternidad,
Camioneros, ATE y UPCN con sus distintas delegaciones y representaciones de
organismos, Smata, Sanidad, La Bancaria, la UOM, el Suterh, Luz y Fuerza,
Foetra, Aeronáuticos, Aceiteros, los docentes de UTE, Sadop y la Unión Docentes
Argentinos, los judiciales de la UEJN, entre cientos de banderas y estandartes
gremiales, avanzaron con sus banderas entre redoblantes y humos verde o
naranja, con Wos y Patricio Rey como banda de sonido, en el tema que hicieron
juntos sonando en las pantallas de las esquinas cercanas al monumento.
Pero junto a las banderas de siempre hubo otras: La bandera de YPF, que no
necesitó decir más que sus tres letras gigantes estampadas en azul y blanco.
Los carteles de "Somos Télam" o "Los cielos no se venden,
Aerolíneas se defiende". Las bandera de "No al remate de las
centrales atómicas". Postales de una coyuntura urgente contra la cual se
gritó en la marcha.
El cruce de la jornada ocurrió en el punto central de 9 de Julio e
Independencia. Cuando arribó allí la cúpula cegetista, la estaban esperando
gremios y partidos de izquierda y asambleas barriales, con dirigentes como
Eduardo Beliboni, Gabriel Solano y Vanina Biasi formados en primera fila, y
hasta el camioncito con el parlante que ya es folklore de la izquierda, a un
solo grito: "¡Paro, paro, paro. Paro general!". Más allá del paro
general ya anunciado y reconfirmado para el 9, el grito buscó simbolizar una
exigencia de mayor dureza. Fue respondido con otro canto: "Borombombón,
borombombón, los sindicatos son de Perón". "Tanto cordón de seguridad
para que se nos cuelen los troskos por el Metrobus", fue la broma
resignada que se escuchó entre los múltiples cordones que, efectivamente,
rodeaban a los dirigentes y les iban abriendo paso, mechada con alguna crítica
interna a la planificación del recorrido.
Sin protocolo
Como ocurrió con el estudiantazo del 23 de abril, la masividad del acto
derogó de facto todo protocolo atipiquetes. Hacia el mediodía el tránsito se
mantuvo cortado en toda la traza desde Hipólito Yrigoyen y hasta Garay. Las
formaciones y vehículos de las distintas fuerzas se hicieron ver, de todos
modos, prolijamente apostados, tal vez por orden de efecto disuasorio. Primero
Prefectura, a lo largo de Paseo Colón. Ya sobre Casa Rosada, y ejerciendo la tarea
de control de tránsito, Policía Federal. Y frente al Centro Cultural Kirchner,
largas filas de vehículos de todo tipo y efectivos de Gendarmería, que esta vez
cobraron extras por horas distendidas, sin tener que poner manos a la obra.
Fue un 1° de mayo que los organizadores cañificaron como “un día horrible,
triste y amargo", en palabras de Pablo Moyano. "No hay un sólo
beneficio para el pueblo en la Ley Bases, todo el beneficio es para los
empresarios", fue la denuncia que sintetizó la marcha. Con la mirada
puesta en una próxima hora de la historia: la hora del Senado.
(Pagina 12)