POLITICA | Massa y el peronismo a la caza del voto perdido

El mapa pintado de violeta, casi sin excepciones, había sido un cachetazo. Javier Milei había arrasado en las provincias peronistas, había destronado a Sergio Massa como candidato más votado y, para colmo, esgrimía un caudal de votos que lo volvía una fuerza de cuidado en el Congreso. Después del sacudón inicial, sin embargo, el comando de campaña de Unión por la Patria comenzó a hacer números, diseccionó distritos y se abocó a confeccionar un mapeo de potencialidad electoral que, por estas horas, les permite cultivar un moderado optimismo. "Somos competitivos", repiten en UxP y señalan los puntos oscuros del mapa que representan los distritos con mayores índices de ausentismo y voto en blanco. Ahí está, analizan, el 80 por ciento de los votos que perdieron desde 2019. Si el objetivo de cara a octubre es entrar al ballotage, habrá que ir a buscar los votos en aquella marisma de 10,4 millones de electores que, hartos, apáticos, enojados, decidieron no ir a votar el domingo 13 de agosto. Salta, Tucumán, La Rioja, La Pampa y provincia de Buenos Aires: hacia allí apuntan los cañones de UxP para esta segunda etapa de campaña.


La matemática electoral que esgrimen en el equipo de campaña de UxP pretende ser autoexplicativa. Si Javier Milei sacó 7,1 millones de votos, Juntos por el Cambio 6,69 millones y UxP 6,4 millones, solo 700 mil votos los separan de quien ganó la PASO. "Si vos me decías en junio, cuando cerramos la lista, que en las PASO terminábamos solo tres puntos abajo del primero, con estos niveles de inflación, pobreza e indigencia, te lo celebraba", reflexiona un dirigente nacional que encabeza una de las boleta de UxP. Este optimismo parco, sobregirado a veces, continúa cuando se pone el ojo en las dos casillas que faltan: los 725 mil votos de las fuerzas "del campo popular" que quedaron en el camino --la de Guillermo Moreno, el MIJD, Libres del Sur, Acción Vecinal, Proyecto Joven-- y, finalmente, esos 10,4 millones de personas que no fueron a votar. Con un porcentaje de 30,38 de ausentismo, más que una elección de tercios, lo que se prefigura de cara las generales del 22 de octubre es una elección de cuartos.

 

Entre las PASO del 2019 y las del 2023, el peronismo perdió casi 6 millones de votos. El cálculo que realizan desde las usinas de UxP es que 8 de cada 10 de esos votos perdidos no fue a votar (o votó en blanco), mientras que 2 de cada 10 se fue con Javier Milei. Frente a este escenario, predominaron los pases de factura a los gobernadores, a quienes se acusó de no haber salido a jugar, de haber "planchado" de cara a las PASO nacionales luego de haberse asegurado sus distritos. Sergio Massa se reunió, en los últimos días, con Gustavo Sáenz (Salta), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Ricardo Quintela (La Rioja), gobernadores de las provincias peronistas en las que el oficialismo confía que podrá dar vuelta el resultado. "Ahora van a jugar, a ninguno le divierte que le saquen la coparticipación", advierten en las filas del tigrense.

 

Por fuera de la fantasía autocomplaciente de que Milei se desinflará de acá a las generales, en el comando de campaña de UxP tienen muy en claro que esto no será así, sino todo lo contrario: Milei continuará creciendo y, seguramente, volverá a salir primero en octubre. Sin embargo, más que salir a convencer a los que votaron al líder de La Libertad Avanza, en el peronismo hablan de repetir lo que se hizo en Provincia de Buenos Aires en 2021. Es decir: salir con el padrón marcado a aquellos distritos con alto ausentismo que, en elecciones anteriores, los habían votado a ellos.

 

Un mapa teñido de violeta

 

"Lo vamos a dar vuelta", afirma, tajante, un referente tucumano, sabedor de que la suerte de UxP en octubre se jugará en dos zonas: el Norte argentino y la Provincia de Buenos Aires. Tucumán, al igual que otras provincias históricamente peronistas, había sido arrasada por la ola libertaria: mientras que Osvaldo Jaldo había logrado sacar 55 puntos en junio, el domingo de las PASO, la fórmula presidencial de UxP apenas había llegado a arañar los 33 puntos. "El peronismo no movilizó", explica, irritado, mientras señala el pobre desempeño en algunos distritos tucumanos. Habían perdido en San Miguel de Tucumán, la capital que el peronismo había logrado recuperar de la mano de Rossana Chahla. Habían perdido también en Tafí Viejo, Cruz Alta, Chicligasta: todos municipios en los que usualmente triunfaba el peronismo.

 

El problema era que, a una elección ya complicada de por sí --por la inflación, por la pérdida del poder adquisitivo, por la inseguridad-- se le había sumado el escaso involucramiento del gobierno provincial (que se encuentra atravesado, a su vez, por un proceso de transición). Situaciones similares se habían dado en La Rioja --en donde Ricardo Quintela había logrado reelegir con el 53 por ciento de los votos, pero luego UxP llegó solo a los 31 puntos-- y La Pampa --en donde Sergio Ziliotto triunfó en la provincial con 47 puntos y después las fórmulas presidenciales de UxP llegaron a 28 puntos--. "Pero hay un cambio de actitud, el peronismo va a jugar ahora", insiste el legislador tucumano.

 

Otro de los casos más paradigmáticos había sido el de Salta. Gobernada por un dirigente muy cercano a Sergio Massa, Gustavo Sáenz, Salta había sido el escenario de una de las más duras derrotas del peronismo. Allí Milei sacó el 49 por ciento de los votos, el doble de lo que sacó UxP, cuando solo unos meses atrás Sáenz había triunfado holgadamente en la elecciones a gobernador con el 47 por ciento. "No se militó ni la boleta ni la lista. Sáenz se ausentó, ni siquiera dio su apoyo explícito, puso huevitos en canastas distintas", despacha un dirigente salteño que integra la boleta de UxP. Salta fue, además, una de las provincias con mayor índice de ausentismo. "Es un universo de 350 mil personas que hay que ir a buscar puerta por puerta", reflexiona el candidato salteño.

 

En ese ir a buscar "puerta por puerta", UxP apuesta a polarizar con Milei y sus propuestas económicas. Privatización de la Salud, privatización de la Educación, venta de órganos, dolarización de la economía, desinversión en el desarrollo tecnológico: nadie lo dice abiertamente, pero la campaña de UxP se asemejará bastante a una campaña del miedo. "Cuando el tipo del Rappi cree que no tiene derechos porque factura y no cobra aguinaldo, bueno, vas a perder otros. Tu boleto de transporte va a subir 500 mangos porque va a estar sin subsidios, no vas a poder ir a la Salud pública, el sistema de vouchers en la Educación va a generar más desigualdad. Se puede estar peor", advierte un dirigente de UxP.

 

Además de polarizar con Milei, el oficialismo buscará alivianar la situación social poniendo dinero en el bolsillo de los votantes. Massa ya anticipó algunas medidas en los últimos días --suma fija, bono para jubilados, incremento en la AUH y asignaciones familiares-- que apuntarán a mejorar los ingresos de las clases trabajadoras, especialmente luego de la devaluación. Las políticas serán anunciadas, según explican en el entorno del ministro candidato, una vez que regrese de Washington. "Se cierra con el FMI y, una vez que vuelva con los 8 mil millones para intervenir en el mercado y el dolar se estabilice, se anunciarán las medidas para que la devaluación no impacte sobre el poder adquisitivo", explicaron desde Economía.

 

La pelea bonaerense

 

Axel Kicillof había sido el único que había podido celebrar el domingo en el bunker de UxP. Frente a un mapa teñido de violeta, el gobernador bonaerense había logrado retener la provincia con más del 36 por ciento de los votos. En el equipo de Kicillof, sin embargo, no se duermen en los laureles y son concientes que su futuro está atado al de Massa: los 60 mil votos de diferencia que sacó Kicillof por sobre las boletas presidenciales de UxP se explican más por el voto extranjero --que vota para cargos provinciales pero no nacionales-- que al corte de boleta en su favor. "Acá nadie se salva solo. Hay que ganar provincia y Nación y para eso tenemos que estirar 5 o 6 puntos más de diferencia", explica uno de los armadores de la mesa de campaña bonaerense.

 

El objetivo es llegar, el 22 de octubre, a 40 puntos en PBA. El comando de campaña de Kicillof tiene identificados aquellos municipios en lo que --ya sea por excesivo corte de boleta en favor del intendente, elevado ausentismo o, en general, un desempeño más pobre al acostumbrado-- se puede mejorar la performance y aportar victorias locales que impacten sobre el resultado nacional. El caso más claro es el de Merlo, uno de los municipios más populosos del conurbano que, a su vez, estuvo entre los que más niveles de ausentismo registró. Allí triunfó el intendente Gustavo "Tano" Menéndez, dirigente clave en la mesa bonaerense, sin embargo lo hizo muy por debajo de lo esperado, por lo que en Gobernación se esperanzan con que aportará varios votos de cara a octubre.

 

Otros casos son Florencio Varela, Moreno y José C. Paz: todos municipios populosos del conurbano en los que, si bien UxP ganó, registraron elevados índices de ausentismo, lo que se traduce, según el análisis que hacen en el entorno de Kicillof, en votos peronistas que no fueron a votar. Después está el caso de los distritos que perdieron más votos comparativamente con las elecciones del 2019, como Almirante Brown, La Matanza, Lomas de Zamora y Quilmes. El padrón está marcado y hacia allí se dirigirán los esfuerzos de toda la maquinaria bonaerense, clave si UxP quiere remontar en octubre. "Y eso se logra con campaña, se logra hablándole a la gente pero fundamentalmente tomando medidas. Se habla de suma fija, de aumentos a las jubilaciones, de AUH. Bueno, sin eso no se puede", afirman, tajantes, desde PBA.






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