El banderazo para protestar contra la medida judicial que postergó los comicios fue una fiesta popular que incluyó, además del ídolo y candidato a presidente, a varias glorias de Boca.
"Somos de la gloriosa banda de Boca Juniors / la que llena la cancha,
la más grande del Mundo / a pesar de los gases, los palos recibidos / siempre
estaré a tu lado Boca Juniors querido...". Eran las cinco y cuarto pasadas
de la tarde de un domingo distinto en la Boca cuando el canto rebotaba en la
Avenida Almirante Brown y se hacía atronador, al paso de la camioneta en cuya
caja Juan Román Riquelme, Chipi Barijho, Chiche Soñora, Pablo Ledesma y otros
miembros de staff alzaban su mano saludando a la multitud.
El vicepresidente e ídolo indiscutido de Boca sorprendió con su aparición
atravesando la caravana que empezaba a desplazarse lentamente hacia la
Bombonera y sumó su voz cuando se cantó “ohhh, soy bostero / es un sentimiento/
no puedo parar”, mientras apretaba el escudo estrellado de su buzo azul.
Unas quince mil personas se habían empezado a congregar a las tres y media
de la tarde en las cercanías del Parque Lezama, convocadas desde dos días atrás
por las redes sociales. El bonus para copar la parada fue la voz del mismo
Riquelme prometiendo su presencia. La garúa que caía a esa misma hora y la
amenaza de lluvia más intensa no alcanzó para frenar el entusiasmo, el amor y
la fe que parafraseaba a la vieja marcha de Boca Juniors.
El repertorio de cantos de amor a la camiseta azul y oro y por su ídolo
máximo se convertía de tanto en tanto en un canto cargado de bronca y dientes
apretados que había sido himno en el 2019, aquello de "Mauricio Macri,
lpqtp". Sobre una de las paredes de la Avenida muchos se fotografiaban con
un aviso gigante con la imagen del ex presidente intervenida con un pequeño
bigote y la inscripción "Gato facho" en aerosol negro.
En el centro de la marcha flameaban banderas de las agrupaciones y de
distintas localidades y ciudades de la Provincia de Buenos Aires. Trenque
Lauquen, Garín, San Vicente, Budge, entre muchas otras, y una que decía
"La mafia tiene miedo", pero por los laterales desfilaban muchos
hinchas sin otra identificación que los colores azul y oro. Jóvenes en su
mayoría, mujeres, muchos niños en hombros de sus padres. Un perro envuelto en
una bandera, un pibe con la camiseta de Rojo y careta de mono, arriba de un
semáforo y un par de niños portando banderas de un tamaño que los excedían eran
algunas de las postales que seducían a los fotógrafos de buen ojo.
Una muchacha joven que dijo ser de un grupo llamado "Pibas de la
Boca", parecía muy bien informada cuando justificaba su presencia en el
lugar por el peligro de las privatizaciones; las irregularidades de la cautelar
de la jueza Abrevaya; la relación directa de las medias judiciales sobreseyendo
a Macri con las elecciones; las mentiras del que llamaba "el Ibarra
malo" y la voz de Riquelme "que cada vez que habla me llega hasta el
alma".
A su lado, un veterano resaltaba que nadie había hecho más por los
vitalicios que esta gestión y un vecino curioso, con vocación de sapo de otro
pozo decía algo así como "yo no estoy con unos ni con otros" y
"no entiendo por qué no se ponen de acuerdo y listo". Buenamente, la
piba politizada hizo un loable esfuerzo para explicarle de qué va la cosa y lo
que significa la pretendida suspensión eterna.
–Con Macri ganamos muchos títulos –dijo el vecino.
–Mauricio no sabe distinguir una rabona de un caño –le respondió el
veterano y cada uno se fue por su lado.
Nadie sabe cuándo habrá elecciones en Boca, ero un cantito con la música de
la marcha peronista parecía responder con una expresión de deseos a la
pregunta: "Estamos todos unidos / Mauricio no vuelve más / les ganamos
cuando sea / de la mano de Román / Y dale Booo y dale Boooo”. Más allá el canto
no hay certezas de las relaciones políticas que podían hacerse en la
composición de la marcha. De hecho, en una rápida muestra al voleo encontramos
tanto votantes de Milei como de Massa en la última elección. La unanimidad se
daba solo contra Macri, centro de todas las broncas. Consciente de ello en los
días anteriores el hábil Riquelme esquivó las preguntas que mezclaban a Milei
con todo el caso.
"El señor (sin nombrar a Macri) no quiere que haya elecciones; estemos
atentos porque quieren la intervención y no podemos permitirlo", dijo el
ídolo boquense en el cierre de un domingo en el que el oficialismo de Boca ganó
clara y merecidamente por goleada.
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