Yasir Karimi es afgano y habló en exclusiva con diario época para contar cómo vive días previos a concretar su exilio. “Las mujeres no salen de sus casas pese a que los talibanes prometieron que serán inclusivos”, contó. En la entrevista dejó un mensaje para Argentina.
Los insurgentes al gobierno del expresidente de Ashraf Ghani Ahmadzai ingresaron a Kabul, capital de la nación, el 14 de agosto, e instalaron el Emirato Islámico de Afganistán, un régimen que tiene como principio rector las normas religiosas islámicas. Para ellos, éstas deberán conducir todos los aspectos de la vida diaria.
Yasir Karimi tiene 34 años y es uno de los pocos nativos que pueden comunicarse en español. Trabaja como técnico laboratorista en una clínica de Kabul y es intérprete de soldados españoles, pertenecientes a la OTAN. Mientras planeaba su exilio, dialogó con época y contó cómo se vive el retorno de los fundamentalistas islámicos.
El joven nació en Kunar, una de las 34 provincias de Afganistán, ubicada al Noreste del país y sobre la frontera con Pakistán, a 230 kilómetros de la capital. “La gente tiene mucho miedo porque durante el gobierno anterior de los talibanes no había ningún tipo de libertad. Ellos tienen una mente muy cerrada y son muy malos”, aseguró el hombre atemorizado porque la mayoría de su familia trabajaba para el gobierno depuesto.
Los talibanes fueron un grupo que surgió a finales de los años 90, en el Norte de Pakistán, después de la retirada de las tropas de la Unión Soviética de dicho país. Tuvieron apoyo por parte de EEUU, Arabia Saudí y Pakistán para combatir a los comunistas. El movimiento apareció por primera vez en seminarios religiosos en los que se predicaba una forma dura del Islam. Talibán, en lengua pastún, quiere decir “estudiante”.
A mediados de la década del 90, empezaron su influencia con milicias en el Suroeste y en 1996 se apoderaron de Kabul, por lo que controlaron el país en su totalidad. Desde ese momento, aplicaron la “sharía” o ley islámica. Por ello, se obligó a los hombres a llevar la barba larga, además, se prohibieron la televisión, el cine, la música y la escolarización de las niñas a partir de los 10 años. En 2001, los norteamericanos expulsaron a los talibanes con una intervención militar que se justificó en la protección que brindaban a Al Qaeda, agrupación que se atribuyó el ataque a las Torres Gemelas.
Yasir trabaja junto con una profesora española que ahora se ofreció para sacarlo del país y albergarlo con su familia en Madrid. Espera marcharse junto a sus cuatro hijos, pero lamentablemente, deberá dejar al resto de sus familiares. “Solo yo puedo ir con mis hijos o tres hermanos. Aquí se quedarán mis padres, tíos y primos”, remarcó con preocupación.
Él y su familia están esperando una llamada de España que les brinde detalles de su partida. Por ahora, no hay vuelos comerciales ni humanitarios. “A toda hora y a cada momento tengo miedo por mi familia, ya que la mayoría trabajaba con el anterior gobierno. Ellos me piden por favor que los ayude una vez que esté afuera del país. Ojalá pueda hacerlo, pero es bastante difícil”, sostuvo.
Una ciudad con miedo
Yasir contó que las universidades y la mayoría de los supermercados están cerrados. “Los precios de las mercaderías subieron en exceso porque nadie quiere ingresar artículos desde el exterior. Además, junto a los talibanes, entraron ladrones que no tienen reparo en llevarse dinero y cualquier tipo de material”, narró.
Por el momento, sale de su casa “lo justo y necesario”. Aunque destaca que los soldados talibanes, dispersados por toda la ciudad, no dicen ni hacen nada tendiente a vulnerar los derechos humanos. “Se muestran suaves porque recién llegaron a la gobernación. Vamos a ver si cambian o siguen en esta versión pacífica”, se interrogó.
El afgano expresó un mensaje para Argentina y el resto del mundo durante la entrevista: “La gente tiene que estar siempre unida para defender su país y salir adelante pese a las adversidades. Miren cómo esta mí país, si no permanecen unidos, lo mismo les pasará a ustedes”. Por último, se mostró preocupado por las mujeres a las que ya se advirtió que deberán portar el hiyab o burka para salir de sus casas. “Las chicas no creen en la actitud pacífica de los talibanes, porque antes, ellos tenían estrictas reglas. Ahora están encerradas todo el día en sus hogares por temor”, finalizó.