DATOS CONTUNDENTES | Según la UCA, a pesar de los planes, la pobreza aumentó al 43,1% en 2022

La Universidad Católica Argentina difundió su informe sobre deudas sociales. Hay 18 millones de personas pobres y 3,3 millones de indigentes. 


Las cifras del Observa­torio de la Deuda Social de la Universidad Católica Ar­gentina (UCA) marcan, ade­más, que del 2021 al 2022 el panorama se agravó por la fragilidad de las condicio­nes macroeconómicas y en particular la alta inflación, aunque la asistencia del Es­tado impidió que el resulta­do fuera peor. Hay 18 millo­nes de personas que son po­bres y 3,3 millones que son indigentes en la Argentina, según la proyección de los datos de la UCA. 

Al presentar los resul­tados de su informe sobre deudas sociales en la Argen­tina, el director del Observa­torio, Agustín Salvia, indicó que todos los indicadores macro mostraron un retro­ceso desde el comienzo del segundo mandato de la pre­sidenta Cristina Kirchner a fines del 2011: PBI, PBI per capita, creación de empleo registrado, poder adquisiti­vo y precarización del em­pleo, entre otros 

Con un pico durante la pandemia, la situación co­menzó a normalizarse en 2021 con la apertura de la economía, pero los datos del tercer trimestre de este año marcan un resultado des­alentador. 

Las mediciones de la universidad fueron parti­cularmente relevantes durante la intervención del Indec, cuando el orga­nismo primero manipuló los datos de la encuesta permanente de hogares y luego directamente dejó de publicarlos mientras la presidenta y sus minis­tros decían que medir la pobreza era estigmatizante pero también que había me­nos pobres que en Alema­nia. 

POBREZA E INDIGENCIA 

En el último año, la pobre­za aumentó del 42,4 al 43,1 por ciento, pero la indigen­cia bajó levemente, del 9 al 8,1 por ciento por el aumen­to del gasto social. 

Sin la asistencia social del Estado, la indigencia sería del 19,6% y la pobreza del 50 por ciento, según los su­puestos de la UCA. 

Los datos, aclararon los investigadores de la UCA, resultan volátiles en el marco de una inflación que crece al 7% mensual y una canasta básica que aumentó más que los precios en el úl­timo año. 

Si los números se obser­van con mayor perspectiva, el pesimismo es mayor, ya que en 2011 la pobreza era del 31,8% y la indigencia del 5,7 por ciento. En 2019, al final del gobierno de Mau­ricio Macri, estas tasas eran del 39,8 y el 8,4 por ciento, respectivamente; luego, con la pandemia y la larga cua­rentena, subieron al 44,7 y 9,8% en 2020. 

En términos de grupos etarios, la indigencia creció del 69,5 al 13,1 entre 2010 y 2022 entre los jóvenes de hasta 17 años y del 0,5 al 1,6 por ciento entre las personas de más de 60 años. En tanto, la pobreza pasó del 49,5% al 61,6% entre los más jóvenes y del 6,5% al 14,1% entre las personas mayores. 

Salvia aclaró que "la rela­ción entre empleo y PBI se está volviendo regresiva y eso se compensa con trans­ferencias sociales". Además, advirtió que "hay una fuerte heterogeneidad al interior de los salarios: aumentó la desigualdad entre los asala­riados". 

"Es mayor esta desigual­dad que entre los promedios de los empleadores y el pro­medio de los trabajadores", indicó. 

El experto aclaró que "la indigencia se sostuvo por el aumento de los planes so­ciales, mientras que desde 2013 aumentó la pobreza en forma sistemática". 

Estos indicadores se regis­tran mientras el gasto social aumentó en relación al PBI. "Esto impidió que se alcan­zara un mayor aumento de la pobreza y la indigencia", dijo Salvia. 

Pero, al mismo tiempo, "hubo un aumento de la precarización del mercado laboral y salarios a la baja". 

La encuesta muestra tam­bién que, a grandes rasgos, no variaron las carencias multidimensionales, mien­tras que la inseguridad ali­mentaria severa bajó del 8.2 al 7.9 entre el tercer tri­mestre del 2021 y el mismo período de este año. "Pese a una mayor inflación, por el aumento de los planes no subieron tanto la indigencia ni la pobreza", afirmó



(Norte)