BARRIO POR BARRIO | "Chau bolsones, chau remedios, chau salita": la campaña de los movimientos sociales para disputar el voto de Milei
El Evita, Barrios de Pie, la CCC arrancaron la campaña dirigida a ganar votos para la candidatura de Sergio Massa con una estrategia puerta a puerta contra la fraseología libertaria. Crónica en Dock Sud y José León Suárez, las historias, los que no votaron, la organización y los volantes.
Diana Galarza tiene 41 años. Vive en La Cárcova, el barrio popular más
emblemático de José León Suárez, desde los 18, cuando le tocó sufrir la crisis
del 2001, que define en un trazo: “El año en que en todas nuestras familias
alguno tuvo que salir a cirujear”. “Por eso nosotros sabemos cómo hablar con
los vecinos”, apunta. “Sabemos que la gente piensa ‘a mí no me afecta que no
haya un ministerio de Desarrollo Social’. O te dice que Milei no le va a sacar
los planes… Pero con la plata del plan vas a tener que pagar la escuela y la
salud, entonces, por más que no te saque el plan, el tipo te arruina”.
Diana hace la lista de lo que las familias van a perder si gana la derecha:
“Chau remedios que hoy tenemos gratis en la salita. Chau escuela pública: a
salir a buscar una privada. Chau al bolsón de comida que usamos todos. Chau a
los trabajos de urbanización. Chau a terminar el club que estamos haciendo.
Chau todo”.
Por eso, este mediodía es parte de la recorrida “Barrio x barrio y casa por
casa”. Estamos en el partido de San Martín, municipio conurbano de identidad
peronista, pero donde Unión por Todos sufrió también el golpe del ausentismo
electoral, la retirada de la política de los votantes que tradicionalmente lo
apoyaron y que ahora se propone recuperar. Es un sábado fulero, llovizna de a
ratos.
Los movimientos sociales afines al gobierno --el Evita, Barrios de Pie, la
CCC-- arrancaron el fin de semana con esta campaña, dirigida a ganar votos para
Sergio Massa. Y obviamente, la cosa pasa por salir al cruce de los argumentos
de Javier Milei y la fraseología libertaria. Explicar qué se está poniendo en
juego.
No es fácil entablar esa conversación siendo la cara del gobierno, con una
inflación anual del 120 por ciento. En este borde de casillas hacinadas sobre
el arroyo Esmeralda, un curso de agua nauseabundo que poco honor hace a su
nombre, la frustración política no está solapada. El día de los saqueos hubo un
supermercado chino que terminó con las góndolas vacías. En la estación de
trenes cercana, los afiches de los candidatos están intervenidos, porque alguien
se tomó el tiempo de sacarles los ojos como con un bisturí.
Pero a diferencia de la elección de 2021, cuando La Libertad Avanza y
Juntos por el Cambio ganaron posiciones, este es un momento en que la
militancia de UP tiene una chance de ser escuchada: las medidas tomadas por
Massa para paliar la devaluación. La devolución del IVA, los créditos a baja
tasa para quienes están endeudados, la creación de un registro para acceder a
lotes. La expectativa de que el año próximo, con el gasoducto y sin sequía, habrá
más recursos “y será el momento de pelear para que vengan para acá”. Son llaves
para tratar de llegar al otro lado.
Qué es el Estado
La tribu que se junta para hacer el casa x casa es variada. Hay un grupo de
vecinas como Diana, otro de travas y trans de la agrupación El Teje y hay
militancia de otras organizaciones -Resistencia Peronista, Patria Grande, La
Kapitana, la Martín Fierro, Proyecto Sur, la red de Ferias de San Martín-. Los
nombres dicen poco al de afuera, pero en la vida del barrio tienen un peso.
A la actividad se suma Leo Grosso, que como diputado nacional del Evita y
reciente precandidato a intendente de San Martín --perdió la interna contra el
actual jefe comunal, Fernando Moreira-- es la cara conocida para el casa x
casa.
Antes de salir a recorrer, todos hacen una asamblea en el playón del club
vecinal, un espacio en construcción sobre lo que antes era un basural. Con un
programa del Estado, el de Integración Sociourbana. Apuntes de esta reunión:
Dice Belu, referente joven, alineada con Juan Grabois : “Tenemos que salir
a buscar a esos pibes que creen que no va a cambiar nada. Salir a buscar a
nuestros amigos y preguntarles con qué sueñan. Porque mi sueño es una casa
propia, no es la dolarización”.
Pablo Puebla, de la OLP, trae el punto de vista de los que ya vivieron más
de una crisis disciplinadora. La hiperinflación del ‘89 que antecedió a las
privatizaciones, por ejemplo. “Acá está en juego el futuro de todos”, asegura,
“porque Milei y la derecha no vienen sólo a ajustar, vienen a hacernos mierda
porque desde la Quiaca hasta Ushuaia van a regalar los recursos naturales”.
Otro tema de fondo es la defensa del Estado. Grosso cuenta una anécdota
reciente: su hija, de tres años, se metió una pila de un juguete en la nariz, una
de esas pilas pequeñas. Por su trabajo en el Congreso, la familia tiene una
buena prepaga. Con su compañero corrieron a su clínica, donde con una placa los
médicos comprobaron que la pila estaba ahí, encajada en el tabique. Pero la
clínica no tenía un otorrino de guardia, no podían sacarla. Entonces --todo era
urgencia, porque una pila es tóxica y si se va al estómago las consecuencias
podían ser muy graves-- fueron a un sanatorio privado muy conocido, de alta
complejidad. Allí sí podían quitarla, pero no atendían con su prepaga. “Lo
hacemos como particulares”, pidieron ellos. Entre anestesia y otros gastos
médicos, la atención costaba cerca de un millón de pesos. Juntaron las tarjetas
de crédito y no les alcanzaba, comenzaron a llamar a parientes para armar una
vaquita. Hasta que uno de los médicos les recomendó que fueran al hospital
público. Ahí los recibieron y sacaron la pila de la nariz de la niña. “¿Y saben
cuánto nos cobraron?", preguntó Grosso. "Nada, ni un peso. Eso es
tener Estado".
No enojarse con el vecino
Puestos en común los argumentos, salen a la calle principal. Un asfalto que
arranca en el arroyo mencionado. Cuadras de casas sin revocar y contra el cielo
todo cablerío. Entre el tráfico, hay
vecinos que llegan empujando un carro cartonero.
Karina es una de las que encaran por los pasillos. Tiene 43 años y cuenta
que no se siente una militante neta. “Iba y venía”, dice sobre su participación
en el movimiento social. Hasta que en 2018, presidencia de Mauricio Macri, la
despidieron del trabajo -en Carrefour-. Y desde entonces, se quedó en el Evita.
El día la pone a prueba, porque se le ocurre acercarse a una familia que ve
en la puerta de una casa, con lo que mejor funciona: un volante que explica
cómo cobrar la devolución del IVA. Del grupo sólo una mujer lo acepta y se
acerca, los demás no se mueven. Mientras ellas hablan, los que quedaron más
lejos chuzean: “Aguante Milei”, gritan.
El mandato es no enojarse con el vecino. Karina se hace la que no los
escucha, se apega a la consigna. La interrumpen varias veces, y en un momento,
no sabe ni cómo se le ocurre, saca del bolsillo el teléfono y da unos pasos
desde donde está hacia los otros, les quiere mostrar en la pantalla que es
cierto, que a ella ayer le reintegraron del IVA 3 mil pesos de compra. ¿Y quién
se los devolvió? El Estado. El Estado es el que te subsidia el viaje en
colectivo, la boleta de la luz y del gas. Llegamos a lo que quiere decir: “...Y
el único candidato que te garantiza que todo eso siga es Sergio Massa”.
Los ejes del casa x casa
El día anterior, Página12 participó de una recorrida similar en Dock Sud.
Fue organizada por Barrios de Pie y encabezada por su coordinadora, Norma
Morales, que vive en su zona más pobre, el Danubio Azul, al que llegó desde el
barrio de Once, en el ‘97.
Norma contó que su compañero de vida, que trabaja en una fábrica y tiene un
sueldo en blanco, votó a Milei. “No hay que enojarse”, coincide Norma, “ya lo
voy a convencer”.
Para la recorrida aprovechan que están haciendo urbanización en el barrio,
ya colocaron conexiones eléctricas en 70
viviendas. Es un programa del Estado. Eso les permitió ingresar a cada casa y
que ahora les abran las puertas.
Entre los visitados muchos dirán que no fueron a votar en las PASO. “Me dio
fiaca”, contesta una vecina. Los visitadores no levantan el dedo. Les dejan a todos volantes con los anuncios de
Massa.
Sus ejes son: jubilados (mínima de 124 mil y refuerzo de 37 mil mensuales),
aumento para la Asignación Universal por Hijo, registro de solicitantes de
lotes, compre sin IVA.
Volvamos a José León Suárez. En la calle hay también otra campaña, afiches
que advierten un futuro distópico: “Se viene el aumento de la edad
jubilatoria”, advierten. “Se termina la salud pública”. “Se viene el boleto a
$700” y “Se viene la universidad arancelada”. No tienen firma, es posible que
así lleguen mejor.
“Leo (Grosso) hace asambleas de estas todos los días. Es como volver a lo
más cercano”, dice su prensa. Ayer estuvo por la estación.
¿Alcanza con esto para entrar al ballottage? Nadie lo tiene por seguro. Lo
cierto es que hay que salir a la cancha porque los días corren. El tiempo es
poco, menos del que parece. Para las elecciones del 22 de octubre falta menos
de un mes.
(Pagina 12)