FESTIVIDAD DE LA VIRGEN DE LA MERCED | Stanovnik instó a "ejercer el poder como servicio para construir la patria"

Una multitud acompañó la procesion en honor a la patrona de la ciudad. La misa fue presidida por el arzobispo de Corrientes.


La feligresía correntina celebró ayer el día litúrgico de la patrona de la ciudad de Corrientes y la Generala del Ejército argentino. Como cada 24 de septiembre, ayer se congregaron miles de fieles alrededor de la iglesia de La Merced, ubicada en la esquina de las calles 25 de Mayo y Buenos Aires, para rendirle tributos.
Allí hubo misas durante todo el día, pero por la tarde, a partir de las 16, se realizó una procesión, a la que asistió un gran número de feligreses, entre ellos, el intendente, Eduardo Tassano; el viceintendente, Emilio Lanari; y el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Juan José López Desimoni.
Luego, en el escenario instalado fuera del templo, el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, presidió una misa, ante una numerosa convocatoria de público en el lugar. 
En ese contexto, en parte de su homilía el prelado recordó: "Hace exactamente doce años, y un día como hoy, hemos colocado el bastón de mando en nuestra imagen de la Merced. Entonces decíamos que restituir el bastón de mando en las manos de Nuestra Señora de la Merced es declararla conductora de un pueblo que busca su libertad, y reconocerla como maestra que nos enseña a conciliar el amor a Dios y a la Patria, a ejercer el poder como servicio y a brindarse por entero a la construcción de una patria para todos. En eso consiste el bastón que tiene en sus manos".
"La lógica de ese bastón no es la guerra, sino la paz; no es la conquista, sino la fraternidad, que se construyen en el espíritu de la merced, de darse gratuitamente, de ofrecerse en sacrificio para que el otro viva. Esta es la irracionalidad del amor cristiano: a la irracionalidad de la violencia, se propone la irracionalidad de amor. Esta la merced que la Virgen ofrece con sus brazos extendidos y sus manos abiertas", agregó.
Tras lo cual, instó a abrir los corazones, y manifestó: "Recibamos agradecidos esa merced, porque en ella está todo el potencial que necesitamos para reconstruir nuestros vínculos en la familia, promover la amistad social y un sentido más profundo de fraternidad entre todos. Porque no hay convivencia humana que pueda perdurar, sino está fundada en el amor oblativo, en la entrega desinteresada, en el riesgo de comprometer la propia vida en favor de otros".
"Abramos nuestros corazones y recibamos agradecidos esa merced, porque en ella está todo el potencial que necesitamos para reconstruir nuestros vínculos en la familia, promover la amistad social y un sentido más profundo de fraternidad entre todos. Porque no hay convivencia humana que pueda perdurar, sino está fundada en el amor oblativo, en la entrega desinteresada, en el riesgo de comprometer la propia vida en favor de otros".
Asimismo, prosiguió: "La merced se convierte así en mandato. En un mandato de amor ante Aquella que nos brinda con sus manos abiertas el amor de su Hijo, entregado hasta el extremo en la Cruz. El mejor regalo que puede dejar una madre a sus hijos es esa merced que los inspire y fortalezca para que caminen juntos".
Y antes de terminar, a pedido del arzobispo, se escuchó un fuerte sapucay, lo que marcó el último tramo de la misa, que concluyó con el Himno a la Virgen de la Merced. El festejo patronal continuó anoche con una procesión alrededor de la plaza 25 de Mayo.





(Norte)