Los cinco candidatos volvieron a cruzar posturas y esta vez intercambiaron algún que otro golpe bajo. Entre los invitados, Estela de Carlotto fue la más aplaudida. Mauricio Macri acompañó a Bullrich hasta la puerta y luego partió.
El segundo debate presidencial en la Facultad de Derecho se puso bastante
más picante que el anterior, en Santiago del Estero, en el turno de las
preguntas cruzadas, y sobre todo en las frases pensadas para que queden picando
y rebotando luego en las redes sociales, una continuidad ineludible de todo lo
que aquí ocurrió. Incluso hasta llegar al golpe bajo, como cuando Javier Milei
redondeó la acusación de "montonera asesina" dedicada a Patricia
Bullrich. Tal vez como un aprendizaje del primer round, del que los equipos de
campaña tomaron nota, aparecieron sentencias más filosas y chicanas con gracia,
aunque algunos y algunas supieron colocarlas mejor que otros y otras: Patricia
Bullrich, por caso, aunque no tuvo una performance tan baja como la vez pasada,
siguió mostrándose trabada e imposibilitada de responder a las preguntas
concretas que le hicieron, algo que fue el comentario tras bambalinas. Lo mismo
Javier Milei: aunque buscó quedar permentemente atado al rol de estadista, sin
levantar el tono y aludiendo a teóricos económicos varios, en varios tramos se
enredó, mezcló temas, respondió sobre otra cosa. "Yo no entendí nada, se
ve que lo que le fueron tirando, lo dijo", sintetizó Myriam Bregman en una
de sus intervenciones. Ella y Sergio Massa, cada uno desde un lugar muy
diferente, fueron los que se mostraron más sólidos y sobre todo sueltos. Juan
Schiaretti, por su parte, quedó tal vez algo más desdibujado al abandonar el
que había sido su caballo de Troya en el debate anterior, el "cordobesismo
al palo".
Entre los invitados de cada fuerza política hubo presencias y ausencias
especialmente notorias. A Estela de Carlotto se la vio cerca del escenario,
recibiendo un abrazo largo de Wado de Pedro antes del comienzo del debate. La
ausencia más sonora vino del lado de Patricia Bullrich: antes del debate, la
candidata se reunió en un hotel de Callao al 900 con referentes de su fuerza
para una foto. Allí estaban dos que no la habían acompañado hasta Santiago:
Horacio Rodríguez Larreta, que esta vez sí vino hasta Derecho. Y Mauricio
Macri, que se limitó a posar para la foto, y postearla luego en redes. Pero
hasta Derecho, el expresidente no llegó. Sólo "la acompañó hasta la
puerta, se sacó una foto y se fue", indicaron desde su equipo.
Con un aula magna colmada que tuvo capacidad para 300 personas más que el
debate anterior -unas 700 en total-, cada candidato trajo numerosa tropa
propia. El equipo de Unión por la Patria se reunió previamente en el hotel de
Luz y Fuerza, y abordó el sector de prensa y la sala de medios audiovisuales
(donde las diferentes señales de noticias montaron pequeños estudios) con la
consigna marcada, que también mostró el candidato en el debate: "ir a la
ofensiva, no quedarse a la defensiva nunca, eso te muestra débil aunque
contestes como un campeón", explicaron desde la fuerza a Página/12.
En eso anduvo Sergio Massa a lo largo de las dos horas en las que
"volvió a gambetear los puntos difíciles siendo lo que es, actual ministro de Economía" y
pudo "exponer propuestas concretas", evaluaron en su equipo. La
creación de "un FBI argentino con sede en Rosario, que se encargue de
temas de corrupción, narcotráfico y trata de personas", entre otras.
Desde el equipo de Massa habían avisado que el candidato venía bien
preparado para responder por el escándalo de Insaurralde, como ya lo había
hecho en el primer debate de Santiago, aunque aquella vez no tuvo que responder
porque el tema, que había explotado el día anterior, porque finalmente quedó
solo aludido. "Pobre Patricia, en TN y La Nación la retaron porque no
preguntó, va a venir con la pregunta preparada", chicaneaban en su equipo
en la previa. Admitían, sí, que les sorprendió que no apareciera tanto, tal vez
porque "estaban muy nerviosos y muy coucheados".
Y la pregunta y la respuesta preparada pronto llegaron, concretamente en
boca de Bullrich. "Cometió un hecho gravísimo, le pedí la renuncia al
cargo, le pedí la renuncia a la candidatura. Y no todos somos lo mismo,
Patricia, vos nunca pediste la renuncia de (Gerardo) Milman", fue la
respuesta-estocada que en la sala provocó un "uuuuhhh!" generalizado.
Los que sí vinieron
Además de Estela de Carlotto y De Pedro, por el lado de Unión por la Patria
se vio al candidato a vicepresidente, Agustín Rossi, a numerosos ministros
-Gabriel Katopodis, Jaime Perczyk, Aníbal Fernández, Victoria Tolosa Paz, Juan
Cabandié, Matías Lammens, Kelly Olmos-, a gobernadores como Sergio Uñac y Raúl
Jalil, a Leandro Santoro, Daniel Scioli, Mayra Mendoza, Dora Barrancos, Malena
Galmarini, Juan Manuel Olmos, el catalán Antoni Gutiérrez Rubí, asesor de
campaña, entre otros.
La tropa de Juntos por el Cambio la encabezaron esta vez Larreta y el
equipo que ya fue a Santiago: Luis Petri, Néstor Grindetti, María Eugenia
Vidal, Miguel Angel Pichetto, Diego Santilli, Cristian Ritondo, Carlos
Melconián, Federico Pinedo, Luis Juez, el gobernador electo de Chubut, Ignacio
Torres. "Patricia tiene equipo, tiene legisladores en todo el país, tiene
con qué", se esforzaban en transmitir en sus contactos con la prensa.
Al final del debate, la candidata fue atendida por un equipo de tres
personas del Same -que ya estaba presente preventivamente en el interior de la
Facultad-, incluido su director, Alberto Crescenti. Una "molestia en los
ojos, agravada por las luces del set", "conjuntivitis", "le
entró maquillaje en el ojo", explicaron desde su equipo la dolencia. Con
el ojo notoriamente enrojecido, al rato partió rauda a hablar por TN.
"Vamos a ver si ahora lo vuelve a poner como excusa", chicaneaban los
oficialistas, que también salieron a decir que el candidato propio había sido
el vencedor. Unos y otros salieron festejando ruidosamente, tirando vítores,
del aula magna de la Facultad de Derecho.
"Algunas definiciones de Milei son escalofriantes,
horripilantes", acusó Pinedo sobre los dichos del candidato de ultra
derecha. Y aunque el libertario se despachó con barbaridades varias, se
refería, expresamente, a la acusación de "montonera asesina" (ver
nota aparte), que ya había delineado en lo que fue la previa farandulera del
debate, la mesa de Mirtha Legrand del sábado a la noche, servida sólo para él.
Sin despeinarse, Bullrich tiró propuestas como bajar la edad de
imputabilidad a los 14 años. Increíblemente, en varios pasajes Milei terminó en
los hechos corriéndola por izquierda, aún con los negacionismos varios que
esgrimió a lo largo de dos horas.
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